Mucho se habla del ambiente ideal en el trabajo, para que las personas lleven a cabo su actividad laboral con la mayor facilidad, comodidad y seguridad posibles. Pero frecuentemente, nos olvidamos de debatir sobre cuál es el ambiente ideal para otro tipo de lugares y para otro tipo de personas, que seguro que necesitan un ambiente y unas condiciones óptimas más que los adultos. Estamos hablando de los colegios y de los niños.
Todos sabemos que los más pequeños deben ir al colegio para aprender, formarse y labrarse un futuro mejor. Pero, muchas veces, estos centros no reciben un mantenimiento del todo adecuado. Habitualmente, los centros educativos tienen a disposición un servicio de limpieza pero, en algunos casos, debido a la situación económica, puede que este servicio sea insuficiente. Esto depende de la magnitud del centro o del escaso personal con el que se cuenta.
Además, cabe recordar que los niños son mucho más sensibles a los factores ambientales que los adultos y si nos preocupa el ambiente de nuestros puestos de trabajo, la preocupación por el ambiente en el que nuestros hijos estudian debería ser aún mayor.
¿Qué aires respira tu hijo/a?
Especialmente preocupante es la calidad del aire en el interior de las escuelas. Si es deficiente, puede afectar, no solo en la salud de los pequeños, sino que también en su rendimiento escolar. Una ventilación deficiente unida a una concentración específica de contaminantes puede provocar dolor de cabeza, dolor de garganta, picores, sequedad o congestión nasal. Para evitarlo, es aconsejable recurrir a la ventilación natural y abrir las ventanas, siempre que sea posible.
No al frío, no al calor
Los cambios de temperatura es otro aspecto a tener en cuenta, ya que la mayoría de centros educativos de este país no cuentan con aire acondicionado y el uso de calefacción, muchas veces, no acaba de ser el adecuado. Una temperatura demasiado fría o demasiado calurosa dentro de un aula puede provocar que el alumno desvíe su atención y afecte a su rendimiento escolar. En casos extremos, aunque no sea lo habitual, una temperatura incorrecta puede provocar resfriados o golpes de calor.
¡Profe, no veo bien la pizarra!
La iluminación inadecuada de las aulas puede pasar desapercibida, pero puede provocar molestias en los niños como picor ocular. Una gran parte de los colegios aún hace uso de sistemas de iluminación antiguos y ya obsoletos. La mejor opción es mantener las persianas subidas y dejar que la luz solar ilumine las aulas. La luz artificial debe reservarse para casos en que la luz natural sea insuficiente para una correcta visibilidad.
Los cinco sentidos deben estar puestos en la clase
El ruido es otro de los principales problemas de nuestros hijos en sus colegios. Muchas escuelas no tienen aulas bien insonorizadas y es habitual situaciones de desconexión hacia las explicaciones del profesor si en otras aulas se están moviendo mesas y sillas para hacer un examen, o si en los alrededores del centro hay obras o se concentra mucho tráfico. Si una aula es afectada por el ruido exterior constantemente, los niños pueden sufrir dolores de cabeza o cefaleas.