Establecer el retorno de la inversión (ROI) para el mantenimiento consiste en demostrar a la organización el valor generado por las actividades de mantenimiento. Supone la justificación de la asignación de recursos para actividades de mantenimiento y cómo contribuirán a la generación de resultados.

El enfoque propuesto pretende modificar la idea habitualmente preconcebida del mantenimiento como una fuente de gastos o un mal necesario. Transformándolo para pasar a ser percibido como una fuente de beneficios, un cambio de paradigma hacia un enfoque positivo.

Este artículo señala las consideraciones para calcular el ROI de un mantenimiento. Busca enumerar las principales fuentes de costes e indicar formas para mitigarlas, lo que permite al lector reflexionar y adoptar lo que tiene sentido para su propia realidad.

Mantenimiento Proactivo: El siguiente paso para aumentar la Eficiencia de los Edificios

¿Cómo calcular el ROI de un mantenimiento?Todo edificio tiene grandes oportunidades de reducir sus costes de operación y aumentar sus beneficios a través de la eficiencia. Un profesional informado sabe que la mejor estrategia de mantenimiento es la que logra adoptar una combinación de enfoques de mantenimiento. Éstos pueden ser: que algo funcione hasta que falle o mal llamado mantenimiento correctivo, y los mantenimiento predictivo y proactivo.

Teniendo en cuenta que los costes de mantenimiento pueden suponer el 30% o más del total de los costes directos de producción, en lo referente al sector industrial, y de un 2 al 5% de los beneficios en el sector comercial, adoptar una estrategia que permita optimizar estos costes es una forma de aumentar la competitividad en el mercado.

En este sentido, el mantenimiento proactivo para los equipamientos e infraestructuras, son críticos, y se pueden convertir en el gran aliado de los propietarios de los edificios.

Los orígenes principales de los costes de mantenimiento son:

– Costes en mano de obra propia o subcontratada.

– Coste de los recambios y piezas de sustitución.

– Costes derivados de la indisponibilidad de los servicios e impacto en los clientes finales.

Mostrando y Demostrando el Concepto

Desde ya hace muchos años este concepto está claro dentro de la comunidad de dueños de edificios. Ellos saben claramente que la mejor forma de conservar su inversión, es manteniéndola y operando correctamente. No importa que ésta sea una industria, oficinas, hospitales, etc.

Algunos de los valores que rentabilizan la inversión en un correcto mantenimiento, son:

1- Beneficios en calidad y seguridad. La inversión en mantenimiento implica una mayor seguridad para los usuarios de las instalaciones y equipamientos. Así como una mejor calidad del producto, lo que se traduce en menos trabajo y costes para todos. Un sistema más eficiente significa menores costes, lo que se traducirá en una ventaja competitiva al coto y mediano plazo.

2- Beneficios por una mayor disponibilidad. Un mejor uso de los activos aumentará la capacidad de producción, ya sea esta industrial o comercial. Gracias a ello se logrará también un aumento de las beneficios de forma congruente. Reducir la probabilidad de fallos en los sistemas e instalaciones también conlleva una menor frustración de los clientes finales y mejor oferta de servicio a ellos.

3- Beneficios financieros. Gracias a la reducción del uso de piezas de recambio y una mayor productividad de las instalaciones; liberando horas de trabajo y disminuyendo las horas de indisponibilidad. Esta optimización mejora el flujo de caja y contribuye a la rentabilidad de los propietarios.

Costes de Consumo de Energía y Desperdicio de Energía

Una estrategia de mantenimiento óptima combina técnicas de mantenimiento correctivo, predictivo y proactivo. Gracias a ella es posible que los edificios reduzcan sus costes en energía hasta un 10%. Incluyendo en esto los sistemas mecánicos, eléctricos, iluminación, etc.

Un proceso de mantenimiento adecuado debe estar orientado a la condición de operación ideal de los activos en la instalación. Éste sin duda influirá en la calidad de la operación de los edificios, reduciendo costes que a menudo pasan desapercibidos. Por ejemplo, el desperdicio energético derivado de incorrectos mantenimientos, el cual puede llegar a convertirse en un 15% a 30% del consumo real de los sistemas, especialmente los de aire acondicionado.

Por lo tanto, al controlar la correcta ejecución de un mantenimiento proactivo, también se incrementan la productividad del edificio y los márgenes de beneficios de los propietarios de los mismos.

Los edificios administrados con una clara visión en la productividad y en sus márgenes de beneficios, adoptan sistemas que les permiten monitorizar continuamente sus equipos e instalaciones. De esta forma consiguen mantener su competitividad día tras día en sus respectivos mercados.

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